Osh, es la segunda ciudad del país, está situada en el Valle de Fergana a tan solo 5 Km de Uzbekistán y hay un abismo entre los dos países, tan cerca y a la vez tan lejos.
Ya no hay mezcla de razas, solo de aprecian rasgos mongoles, los hombres llevan un gorro de fieltro en blanco con bordados negros muy curioso (kalpak) y la ciudad parece anclada en el tiempo, ya no se ven coches de lujo, sino coches y furgonetas reconvertidas en autobuses todos destartalados.
La mayoría son musulmanes, en este caso mas integristas que en Uzbekistán.
Aquí se encuentran uno de los sitios mas sagrados de toda Asia Central, la Montaña del trono de Salomón, una colina de 150 m de altura a la cual se llega a la cima subiendo escaleras, en la cima hay un pequeño templo orientado a la Meca. Existe una leyenda en la que se le atribuye la fundación de la ciudad a Salomón y que en la cima de la montaña colocó su trono y solo descendió para ir a la tumba.

 

 

El mercado es el auténtico corazón de la ciudad, todo está dividido por gremios, joyeros, carpinteros, peleteros, cuchilleros, etc…..
Las sensaciones son muy intensas ya que se nota que no van por allí muchos occidentales, los cruces de miradas y risas lo dicen todo sin que nos entendamos.
De repente te paras a comprar algo y se monta a tu alrededor un corrillo para ver en que estás interesado, lo mejor es cuando ya lo has comprado, dices gracias en Kirguiz y surge una explosión de agradecimiento que no se puede explicar.