Seguimos nuestra ruta hacia Nuwara Eliya y sus plantaciones de té. El viaje lo realizamos en tren, el mismo tren que construyeron los ingleses para el transporte de café y té, el viaje sin duda fue retroceder en el tiempo, viajar como se hacía a mediados del siglo XIX. Sentada en las escaleras del tren se observaba la vida sin sobresaltos, el paisaje trasmitía tranquilidad, la gente realizaba sus tareas y saludaba al paso del tren.
Como dato curioso sobre la construcción del tren, los ingleses se beneficiaron del sistema de Rajakarya que consiste en que cada ciudadano tenía que realizar una parte de su trabajo de forma gratuita para los reyes.
Conforme se va alcanzando las tierras altas, el paisaje lo dominan las plantaciones de té y las te pluckers. Sobre las plantaciones decir que después de varios intentos de plantar té en la isla sin éxito, al final se consiguió en este lugar debido a que una plaga de roya acabó con las plantaciones de café. Sobre las te pluckers, son las trabajadoras de origen tamil que recogen de manera manual el té, llevan colgadas a sus espaldas las cestas que sostienen sobre sus frente con unas cintas, sin duda un trabajo duro ya que de cada planta solo recogen las tres últimas hojas o la última de hoja de cada rama dependiendo de la variedad de té.
Visitamos la fábrica de té Pedro Estate, en este lugar en 1867 fue donde se plantaron las primeras 200 plantas de té. Dentro nos explican el procesado del té. Primero se secan las hojas y posteriormente se produce el proceso de fermentación, por último las hojas se clasifican por calidades y se empaquetan para su posterior comercialización. El tiempo que transcurre desde que se recolectan la hojas hasta su comercialización es de 48 horas.
Abandonamos las tierras altas con una parada en las Cataratas Ramboda.
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