El cementerio Real de Amman supuso la anécdota del viaje, pregunté en el hotel si en donde estaba la bandera (que se veía desde todos los sitios) había algo de interés para visitar, me comentaron que allí estaba la tumba del Rey Hussein, así que no lo pensé, tomé un taxi con destino a la bandera, el taxista en principio no quería ir, pero dada nuestra insistencia accedió, después de pasar tres controles de Policía llegamos a una especie de oficina con militares, nos pidieron el pasaporte y empezaron a hacer llamadas, mientras esperábamos nos trajeron un té, al cabo de un rato vino un camión y los militares nos llevaron a ver la tumba, en realidad era el Cementerio Real, donde están enterrados todos los Reyes de Jordania y sus familiares. El recinto es un jardín muy bien cuidado, los distintos Mausoleos están hecho de cerámica azul y el suelo cubierto por alfombras de seda que daba pena pisar, los coranes que se encontraban en la tumbas auténticas obras de arte. La tumba de Rey Hussein es mucho mas minimalista, solo tiene una cúpula.
Había tanto control policial porque al lado se encuentra la residencia oficial del Rey Abdalá. Cuando llegamos al hotel los jordanos no podían creer que hubiéramos entrado allí, nos contaron que ellos lo tienen prohibido y que solo dejan entrar a visitas de Estado, miraban las cámaras de fotos y comentaban, “si, es la tumba,…, es lo que salió en la tele cuando lo enterraron,……,no se puede ir allí…..¿Que les habéis contado para que os dejen entrar?».
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